Dificultad para fijar la mirada o seguir objetos visuales.
Ausencia de contacto visual o respuesta a estímulos visuales.
Movimientos anormales en los ojos, como el nistagmo
(movimientos involuntarios y rápidos).
Aproximación excesiva a los objetos para verlos mejor.
Descoordinación en movimientos motrices:
finos y gruesos, por la falta de referencia visual.
Retrasos en el desarrollo del lenguaje o la socialización,
al no poder imitar o interpretar gestos.
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